domingo, 20 de julio de 2014

Vuelta a casa - Santiago de Compostela (Coruña) – Gotor (Zaragoza) – 733 kilometros

Nos acercamos tranquilamente a la catedral, a ver volar el botafumeiro, comprar algún regalillo, dimos el clásico abrazo al Apóstol y cuéntalo Félix estuvimos en la misa del Peregrino. Luego vino Anxo dimos una vuelta por los alrededores de la catedral y tapeamos.

















Decidimos que lo más cómodo y lo más económico era alquilar un coche, en el que se pudiesen abatir los asientos traseros y allí meter las bicis con las ruedas desmontadas, Anxo nos dejó unos sacos para no dañar la tapicería.  Tuvimos que ir al aeropuerto porque era domingo, nos dieron un Volkswagen Golf muy chulo, y nos fuimos sobre las 3 de la tarde hacia Gotor, creo que llegamos sobre las 11 de la noche.  El viaje había terminado… o no.




sábado, 19 de julio de 2014

8ª etapa - Portomarín (Lugo) – Santiago de Compostela (Coruña) – 92.3 kilómetros





















Lo que nos temíamos, llovía.  Desayunamos, organizamos todo, puse el impermeable a las alforjas y arrancamos.  Creo que a los 5 minutos de salir ya íbamos con todo mojado, qué manera de llover, es Galicia, hubiera sido una anécdota inimaginable pasar Galicia sin lluvia; fue difícil, Goyo lo pasó mal; recuerdo que estábamos los dos y las dos bicis metidos debajo de una marquesina de autobús en la orilla de la carretera, lloviendo a jarros, probablemente llevaríamos 5 kilómetros y hoy había que hacer 90. La subida al salir de Portomarín se hizo interminable. Yo no llevaba protector de agua para las alforjas creo que me pesaban el doble, las piernas ya no respondían igual que el primer día, hicimos mil paradas y tuvimos que cambiarnos de ropa 2 veces porque íbamos calados hasta los huesos a pesar de llevar puesto el chubasquero.
No nos atrevimos a pisar el camino y fuimos por carretera y por corredoiras asfaltadas, de los mejores paisajes de todo el camino, las corredoiras cubiertas de maleza, queríamos comer pulpo en Melide y queso en Arzúa; en Melide fuimos a la famosa pulpería Ezequiel, donde nos encontramos gente de Zaragoza, me acuerdo que había un chico con la camiseta del Zaragoza y nos hicimos una foto, siempre es muy especial encontrarte a gente de tu tierra cuando estas fuera. En Arzúa comimos queso, recuerdo que estaba buenísimo yestuvimos a punto de comprar pero tal y como llevábamos la alforja mojada y que faltaba un día para volver casa nos frenó y no compramos, parecía que por fin había parado de llover. 
Creíamos que estábamos  ya en Santiago, pero no, la cuesta antes del aeropuerto nos pareció el Tourmalet, imagino que sería el cansancio y el haber hecho media etapa lloviendo, fue totalmente inesperada apareció de la nada, cuando llegue a arriba le pregunté a Félix si esa cuesta no estaba en rojo (esa marca indica máxima dificultad) en los mapas del bicigrino. Otra vez se nos puso a llover a cántaros y tuvimos que refugiarnos en una especie de bar que había un poco antes de la TVG, nos tomamos un par de Estrella Galicia hasta que paró y ya continuamos hasta Santiago, lo cierto es que la sensación al entrar en la plaza del Obradoiro no fue lo que habíamos pensado, por el cansancio, por el día tan malo que habíamos pasado, y por estar toda la catedral llena de andamios y además entramos por donde entran los peregrinos a pie hay escalones con lo que tuvimos que desmontarnos de las bicis y entrar a pie. No sé, yo por lo menos fui asimilando las cosas al cabo de los días, o incluso meses; te vas dando cuenta de la hazaña y de la importancia que tiene.  Fuimos a la oficina del peregrino a sellar y a recoger la Compostela, luego a casa de Anxo, que nos acogió en su casa maravillosamente, limpieza, descanso y nos fuimos por ahí a cenar; nos retiramos pronto a dormir.

viernes, 18 de julio de 2014

7ª etapa - Vega de Valcarce (León) – Portomarín (Lugo) – 79.9 kilómetros


Alto de Piedrafita
Pagamos la novatada, por primerizos, por hacerle caso a Alfonso, por tener prisa y por el respeto a tanta subida.  Decidimos subir por la carretera nacional vieja y deberíamos haber ido por La Faba, bueno, ya está hecho, nos perdimos el atractivo del puerto de O Cebreiro por evitar la subida difícil, ¡volveremos! No se hizo tan duro, quizá largo, y feo, carretera nacional de esas viejas de los años 80, sin tráfico porque hay autovía paralela, pero bueno, ya lo sabemos para el siguiente viaje.  Llegamos a Piedrafita, con un frío brutal como en Cabrejas (Soria), nos abrigamos bien, continuamos, seguimos subiendo, y llegamos arriba, uno de los paisajes más bonitos del camino, Galicia abajo, al fondo, y una nube en medio, inexplicable y maravilloso.  Ya habíamos quedado con Herbert en que nos despediríamos allí, llegamos al alto de Poio, nos tomamos un café y nos despedimos, ya no nos volvimos a ver, queda un muy buen recuerdo, seguimos en contacto vía email, de lo mejor que nos pasó en el camino. La bajada también la hicimos por carretera, quizás fue un error bajar por ahí y deberíamos de haber bajado por el camino original, pero la sensación del descenso, ese contraste de colores, mezcla de verdes, la climatología yo hice la bajada mucho más lento que Félix y recuerdo que fueron mis mejores sensaciones de todo el camino, iba como flotando no quería que se acabará nunca, a pesar de que soy muy miedoso bajando. Almorzamos en Samos, elegimos esa alternativa, el monasterio es muy bonito, desde el bar donde estábamos vimos pasar a Herbert, salimos a saludarle pero creo que él ya no nos vió.  

Monasterio de Samos


Continuamos hasta Sarria, y aquí creo que nos equivocamos, porque se nos hizo larguísimo, un puerto con el que no contábamos, recuerdo que en un momento de esa subida nos paramos y había unas chicas que también estaban súper cansadas como nosotros, yo allí viví creo mi mayor momento de flaqueza, si Félix me hubiera dicho de parar me hubiera dado una alegría  luego el me confesó que pensaba lo mismo y que no dijo tampoco nada. Llegamos a una bajada gigante hasta Portomarín, donde tuvimos problemas para encontrar sitio para dormir, al final encontramos la pensión Gonzar, un poco cutre, con baño compartido, pero bueno, ningún problema, ya no había que hacer la colada, ya estábamos cerca, nos encontramos a Alfonso, que aun continuaba algunos kilómetros, nos dijo que había dormido arriba, en O Cebreiro, que lo recomendaba.  Como íbamos a casa de unos amigos a dormir en Santiago, decidimos hacerlo todo seguido, aunque llegáramos tarde. 

Pantano de Portomarín



Hicimos un poquito de turismo, nos contaron que el pueblo originariamente se encontraba donde actualmente está el pantano y que la Iglesia la trasladaron piedra a piedra del pueblo originario al nuevo. Cenamos en la plaza del pueblo, nos tomamos unos orujos de hierbas, entramos a ver la iglesia, y pronto a dormir.  Teníamos la mosca detrás de la oreja por que amenazaba lluvia para mañana, yo creo que nos asomamos a mirar la calle 20 veces, y sí, llovió.



Igrexa de San Xoán de Portomarín



jueves, 17 de julio de 2014

6ª etapa - Rabanal del Camino (León) – Vega de Valcarce (León) – 71.9 kilómetros


Herbert, Goyo y Félix, en la Cruz de Ferro

Hoy nos tocaba subir a la Cruz de Ferro, los nervios estaban ahí, al menos para mí que era el que menos subía, ¡1500 metros!  Al recoger las bicis me percaté de que no tenía el casco, pensando pensando, creo que me lo dejé en la recepción del albergue, la cuestión es que no estaba, dejé mi número de teléfono por si aparecía pero no apareció, así que arrancamos la subida, ahí nos adelantó Alfonso, fue una subida dura, pero asequible.  Llegamos a la Cruz, dejamos las piedras que trajimos desde Gotor, nos hicimos varias fotos.  Le dijimos a Herbert que nos íbamos rápido hasta Ponferrada a intentar comprar un casco, como él bajaba muy despacio, quedamos en mensajearnos al teléfono. 

Bajamos tan rápido que pasamos por alto dos puntos importantes de la bajada, Manjarín, en este lugar se encuentra el último templario que hay en España, más tarde nos contaron que llevaba un mes ingresado y que no hubiéramos podido ver nada.  El otro lugar que nos perdimos fue Molinaseca, recuerdo pasar por el pueblo a toda velocidad y a un así recuerdo que era muy bonito.
 

Llegamos a Ponferrada enseguida, compré otro casco y continuamos, creo que casi todo por carretera, yo tenía la sensación de que me iba a faltar tiempo, ¡error!, recuerdo parar a comprar Voltaren en Villafranca del Bierzo, una plaza muy bonita, sellamos en la oficina de Turismo y seguimos por carretera.  No recuerdo dónde almorzamos.  
Empezamos a ir por debajo de todos los viaductos horribles de la autopista, llegamos a Vega de Valcarce. Tomando unas cervezas mientras esperábamos alojamiento recuerdo escuchar a unos adolecentes que que estaban haciendo el camino a pie, que al día siguiente iban a coger un taxi para evitar el puerto de O’cebreiro, ellos se habían tomado el camino como una fiesta y no les apetecía sufrir. Nos alojamos en una casa preciosa, “El Recanto” se llamaba, con un jardín grandísimo, con la pega de que había un viaducto gigantesco encima, dormimos “under de bridge”.


 


Nos instalamos en una habitación doble muy chula; le enviamos un mensaje a Herbert, y nos dijo que venía, así que, se instaló en otra habitación en la misma casa, y estuvimos los tres allí tan ricamente, a pesar que otros peregrinos nos dijeron que no íbamos a poder dormir por el ruido de los coches y camiones que pasaban por el viaducto.
Hoy lo invitamos nosotros a cenar, lamentablemente nos dieron unos espaguetis de hace mil años, lo menos importante fue la comida, seguimos compartiendo nuestra experiencia, hablando con él me dijo que su nieto se llamaba Noah, igual que mi sobrino pequeño, era una simple curiosidad pero me resultó familiar.  Al día siguiente nos tocaba el examen más difícil, el puerto de O Cebreiro.  Paseo por el pueblo, por la orilla del rio, cervezas por algún bar, y pronto a dormir.

miércoles, 16 de julio de 2014

5ª etapa - Mansilla de las Mulas (León) – Rabanal del Camino (León) – 86.8 kilómetros

Esta etapa es la más bonita en cuanto a las ciudades y pueblos que visitamos en la zona de Castilla, enseguida llegamos a León capital, nos pareció precioso, nos costó bastante salir, bastante caótico, continuamos surcando Castilla-León, rutina castellana, creo recordar que anduvimos casi todo por carretera, nos parecía que no íbamos a tener tiempo y al final nos sobró; almuerzo en Hospital de Órbigo, con su puente precioso; Astorga y pueblos típicos leoneses; tomamos algo en el famoso bar Cowboy, en El Ganso, cuando apareció Herbert, continuaríamos con él hasta la misma Cruz.  Ya empezaba a notarse el puerto y a vislumbrarse a lo lejos el segundo mayor desnivel de subida que hay que salvar durante el camino Francés.  Llegamos a Rabanal del Camino, al “Albergue El Pilar”, solicitamos una habitación doble y nos alojaron en una casa cercana muy bonita, Herbert se quedó en el albergue, nos acomodamos, hicimos la colada, descansamos un poco y nos reunimos con Herbert, él fue a misa y quedamos para la hora de cenar, nosotros nos dimos una vuelta por el pueblo recuerdo que nos tomamos unas cervezas en la "Posada de Gaspar", nos sentiamos como en casa.

Herbert nos invitó a cenar, estuvimos charlando, como pudimos, con él, nos pareció una persona cordial, amable, amistosa y seria a la vez, nos contó cosas de Austria, y nosotros le contamos cosas de aquí, aun fuimos a nuestra casa, que tenía un salón muy grande, y estuvimos charlando hasta la hora de dormir. Conocimos a Alfonso, que compartía habitación en la misma casa, un señor de unos 60 años que viajaba solo, en bici, había hecho el camino bastantes veces, le preguntamos acerca de las subidas, la de mañana de la Cruz de Ferro y la del puerto de O Cebreiro, nos dijo que la subiéramos por la N-VI, que era menos duro; nos lo encontraríamos alguna otra vez.  Quedamos a las 7 con Herbert.


martes, 15 de julio de 2014

4ª etapa - Boadilla del Camino (Palencia) – Mansilla de las Mulas (León) – 100 kilómetros


Entrada a Sahagún
Lo de siempre, a las 7 desayuno de albergue, con otros peregrinos y bicigrinos, y a continuar pedaleando.  Hoy la principal misión era encontrar un taller para intentar reparar el cierre del sillín.  Afortunadamente en el fichero pdf que llevábamos de la web www.bicigrino.com indicaba que en Carrión de los Condes estaba Talleres Juanito, donde me cambiaron el cierre y compré otro, por si acaso.  Lo cierto es que no recuerdo nada muy destacable de esta etapa, llano y más llano, camino castellano puro y duro.
Creo que almorzamos un bocata de beicon en un restaurante en la calle, y antes de llegar al destino nos tomamos unas jarras en un bar pequeño en un pueblo pequeño también, con otros peregrinos, mucho calor al final de la etapa, llegamos a Mansilla de las Mulas y decidimos dormir hoy en el “Albergue El Jardín”,

Albergue El Jardín de Mansilla de las Mulas
una habitación grande, separada por una pared, unas 20 literas más o menos, para 40 personas. Hoy estrenaríamos el saco de dormir. Lo de siempre, lavar, tender, paseo por el pueblo, terraceos varios, a cenar y a dormir.  Hoy pasamos mucho calor durmiendo, aquí comprobamos que el saco de dormir no hace falta, con un saco sábana hubiera sobrado.  Y también descubrimos que se duerme mejor en una habitación doble que en un albergue; lógico.

lunes, 14 de julio de 2014

3ª etapa - Burgos – Boadilla del Camino (Palencia) - 60 kilómetros

Hoy empezaba el camino “real”, ya estábamos en el Camino Francés, desayuno tipo buffet y hacia la catedral, fotografías de rigor y a salir de Burgos; por primera vez empezábamos a cruzarnos y a adelantar a peregrinos, el típico saludo que diríamos mil veces “¡buen camino!, ¡buen camino!”, hoy nos ocurriría una de las cosas más importantes del camino, conocer a Herbert;

Primer encuentro con Herbert
Andaríamos por Tardajos o por Rabé de las Calzadas y paramos a hacer pis y a quitarnos ropa cuando se paró a nuestro lado un señor en bici que nos preguntó en inglés si podía acompañarnos, nosotros accedimos y empezamos a hablar con él como pudimos, nos contó que venía desde Austria, él solo, supusimos que tendría cincuenta y tantos, luego resultaron ser más; a los pocos kilómetros pinchó una rueda y nosotros nos ofrecimos a ayudarle a arreglar el pinchazo, el hombre nos dio las gracias, continuamos con él, pero en una bajada grande lo perdimos, Herbert bajaba muy despacio.  En Hontanas paramos a comprar crema protectora y a tomar una cerveza, por allí apareció Herbert y nos acompañó.  Seguimos por carretera para evitar el cerro de Mostelares, anduvimos con Herbert bastante tiempo, pero nos dijo que él tiraba hacia adelante.


Piscina del Albergue En El Camino de Boadilla del Camino






Llegamos a Boadilla del Camino, era la llegada prevista para la cuarta etapa según mis anotaciones, y habíamos llegado en tres días; podríamos haber comido y continuar un rato, pero, al ver el albergue con piscina y césped, y con el sol que hacía, decidimos comer, lavar la ropa, tender, y darnos un buen baño en la piscina y tomar el sol.




Allí estaba Herbert con unos amigos suyos comiendo, él continuó.  Fue la jornada más corta de los 8 días.  Nos alojamos en una habitación doble, en unos apartamentos que también pertenecían al dueño del albergue “En El Camino”, creo que la estrenamos, era todo nuevo.  Lavamos la ropa, tendimos, y estuvimos toda la tarde descansando en el césped y bañándonos en la piscina. Creo recordar que dormimos de maravilla.

domingo, 13 de julio de 2014

2ª etapa - Cabrejas del Pinar (Soria) – Burgos - 112 kilómetros


En el Hotel de Navaleno
Nos levantamos, como casi todos los días durante el viaje, sobre las 7 de la mañana.  Desayunamos lo que había en la recepción, pusimos las alforjas a las bicis y arrancamos a bajar la cuesta que tanto nos costó subir ayer, empezamos a bajarla deprisa cuando nos dimos cuenta de que estábamos en la provincia de Soria y que hacía un frío helador, me imagino que la temperatura más baja que tuvimos durante todo el camino fue esta mañana.  Paramos al terminar la cuesta y nos pusimos toda la ropa que llevábamos en las alforjas. 

Nos abrigamos bien y continuamos; la bajada de Navaleno muy bonita, paramos en el hotel abandonado dónde Goyo solía venir a trabajar cuando aquí se alojaba el Real Zaragoza; me dio bastante pena verlo tal y como esta ahora con los grandes días que hemos pasado allí durante las pretemporadas. Continuamos, pasando por San Leonardo de Yagüe nos adelantó un autobús de ARA, los de nuestra comarca.




Salas de los Infantes, secando la ropa

Paramos a almorzar en Salas de los Infantes, en un parquecillo donde tuvimos que tender toda la ropa que no se nos había secado la noche anterior.  Continuamos hacia Burgos, recuerdo que se nos hizo bastante largo, hasta que llegamos a la entrada a la autovía, decidimos evitarla y nos metimos sin saber por un camino que nos llevó a ningún sitio, así que, tuvimos que volver y después de perder un montón de tiempo, hubo que entrar a Burgos por la autovía con todo el tráfico, ya que era domingo por la tarde.  Recuerdo de tener mucha sed, menos mal que pudimos comprar agua en una gasolinera.  Probablemente que fuesen las 4 de la tarde cuando pudimos ver la catedral.


Primer sello en el Camino Francés
Como siempre, nos tomamos unas buenas jarras de cerveza y descansamos, aquí fue donde pusimos el primer sello en la credencial.  Nos costó bastante encontrar alojamiento, al final fuimos al “Hotel Los Braseros” en el barrio de Gamonal.  Nos guardaron las bicis en un salón de bodas y subimos para la habitación, lavamos la ropa y la tendimos en el balcón. Tomando algo en la terraza del del hotel recuerdo que llamamos a nuestro amigo el "Panadero" para decirle donde estábamos (el era uno de los que desconfiaba de nosotros) ahí empecé a ser consciente de que íbamos a conseguir el objetivo de llegar a Santiago, yo había estado muchas veces trabajando en Burgos y nunca me imagine que podía llegar hasta allí en bicicleta. Nos fuimos a cenar, cenamos morcilla de Burgos como no podía ser de otra forma, yo estuve viendo la final del mundial y Félix se fue a dormir.


sábado, 12 de julio de 2014

1ª etapa: Gotor (Zaragoza) - Cabrejas del Pinar (Soria) - 117 Kilómetros

En el Convento de Gotor antes de salir.




Quedamos a las 7, nos fuimos al Convento, para salir desde allí, hicimos unas fotos y arrancamos; uno de los recuerdos más claros que tengo fue cuando me despedí de Reyes, que estaba la moza en el balcón y que me dijo ¡ay cariño!  Llegando a Jarque de Moncayo ya vi que Goyo iba a “tirar” mucho más que yo, quedé con él en que si tocaba el timbre era que me quedaba atrás. ¡Sonó bastante!. 
Nos dijeron en el pueblo que ni siquiera íbamos a llegar hasta Aranda de Moncayo.  Lo cierto es que podríamos calificarlo entre las diez grandes dificultades que hay que sortear desde Gotor hasta Santiago.
 
Llegamos hasta Aranda, bueno, llegó Goyo y luego llegué yo; hicimos unas fotos junto al cartel, las colgamos en el Facebook y se las mandamos por whatsapp a Toño para que las enseñara.





En Ciria, ya en la provincia de Soria, paramos a comernos el bocadillo que llevábamos de casa porque a mitad de camino no hay ningún sitio donde poder almorzar.  Mientras estábamos almorzando apreté un poco el tornillo que sujeta el sillín con la mala suerte que se pasó de rosca y quedó inservible.  Este fue el único problema mecánico que tuvimos durante todo el camino, ni siquiera un pinchazo (recomendar a todo bicigrino que instale las cámaras antipinchazos de gel).  Tuvimos que circular unos veinte kilómetros de pie o sentados sobre las alforjas haciendo turnos hasta que, en Almenar de Soria, en un taller de tractores, un señor mayor muy amable me colocó un tornillo sin ni siquiera cobrarme nada, el sillín se bajaba poco a poco y cada diez kilómetros aproximadamente tenía que subirlo a mano.  No me atreví a apretarlo un poco más por temor a romperlo del todo y así continué.

 
 
Llegamos a Soria, si no recuerdo mal, sobre las 12:30 o 13 horas.  Ese era nuestro final de etapa previsto.  La alegría fue total, la primera etapa superada.  Paramos en un restaurante-bar que había a la entrada de Soria, después de pasar el puente sobre el Duero, y nos tomamos unas jarras de cerveza para celebrarlo, también empezamos a llamar a colegas y a familiares para trasladarles nuestra euforia de la primera etapa conseguida y tan pronto.











Después de reposar el éxito, empezamos a llamar por teléfono a posibles alojamientos en Soria, lo cierto es que, no sé si no supimos mirar bien en el teléfono o qué paso, pero la cuestión era que no encontrábamos nada en Soria capital, así que empezamos a llamar a pueblos que estaban camino hacia Burgos.  Terminamos por reservar en la “Casa rural la Fuentona”, de Cabrejas del Pinar, que está a 36 kilómetros de Soria.  Nos pusimos de comer hasta arriba ¡error! y partimos hacia el alojamiento.  La última cuesta que hay antes de llegar a Cabrejas nos pareció gigantesca, supongo que, los espaguetis boloñesa, los casi 120 kilómetros y que eran las 4 de la tarde también influyó.
Llegamos a la casa rural, muy maja, cómoda y acogedora, una habitación doble abuhardillada, el dueño muy majo, creo que se llama Óscar.  El problema fue que, como llegamos tan tarde, y tendimos la ropa en la habitación, no se llegó a secar.  Primera lección del camino, nada más llegar, lavar la ropa, y tenderla a ser posible al sol.   Óscar nos guardó las bicis dentro de su furgoneta.  Nos fuimos a tomar algo por el pueblo y volvimos para cenar.  Una cena exquisita, no recuerdo qué cenamos pero sí que estaba todo buenísimo.

viernes, 11 de julio de 2014

Gotor (Zaragoza) - Santiago de Compostela - 2014



No recuerdo exactamente cuándo lo pensé por primera vez, dicen que ahí empieza tu camino a Santiago; hubo varios conocidos que hicieron algún tramo andando, mi hermana Gloria también fue a acompañar a unas amigas, pero lo definitivo fue que Goyo me dijo que iba a hacerlo en bici en 2013; desafortunadamente tuvo un problemilla físico y no pudo ir, con lo que, hablando hablando, le propuse acompañarlo en 2014.  Empecé a decirlo a mi entorno cercano y caía en saco roto, como algo lejano, algo como “ya se le olvidará”, pero no.

Encajamos las vacaciones los dos para poder salir de Gotor el sábado 12 de julio de 2014.  En un principio nos planteamos salir desde Logroño, un amigo común vive allí y nos pareció un sitio factible para empezar; al final, echando cuentas, vimos que había un poco más si salíamos desde el pueblo, y, sinceramente, era mucho más atractivo; fue una decisión fácil, saldríamos desde Gotor, planeamos tres etapas hasta Burgos que al final fueron dos, y allí enlazaríamos con el camino Francés.

Empecé a revisar por internet, afortunadamente hay información de sobra, Goyo es menos previsor que yo, así que, asumí con gusto el papel de programar todo, disfruté mucho informándome, sigo haciéndolo.  La página www.bicigrino.com fue la que más nos ayudó en ruta, de ahí me descargué un fichero pdf que nos sirvió para elegir alojamiento, para seguir el camino correctamente, para encontrar un taller para reparar la bicicleta y para imprimir el mapa que llevé en el manillar desde que llegamos a Burgos.  También llevábamos un fichero muy extenso que bajamos desde la página web del peregrino de Zaragoza, pero que solamente utilizamos para informarnos de los datos curiosos, mayormente históricos, que habían acontecido por donde íbamos pasando.

Preparamos las bicicletas, Goyo pidió prestado el portabultos y las alforjas y yo los compré.  Más tarde ya comentaremos los problemas que hubo.  Dejamos el coche de Goyo en Zaragoza y el mío lo llevamos a Gotor porque no sabíamos si íbamos a volver al pueblo o a Zaragoza.  Hicimos una lista de la que íbamos tachando conforme íbamos adquiriendo el material, enviándonos y reenviando el mismo email modificado.  Si volviéramos a viajar habría varias cosas que no llevaríamos, principalmente el saco de dormir, porque, solamente nos alojamos un día en albergue, y podíamos haber dormido mejor con un saco-sábana.

Empezamos: pedir perdón por la falta de detalles, pero mi memoria es así, quizá tenga errores en algún dato o alguna localización.