sábado, 12 de julio de 2014

1ª etapa: Gotor (Zaragoza) - Cabrejas del Pinar (Soria) - 117 Kilómetros

En el Convento de Gotor antes de salir.




Quedamos a las 7, nos fuimos al Convento, para salir desde allí, hicimos unas fotos y arrancamos; uno de los recuerdos más claros que tengo fue cuando me despedí de Reyes, que estaba la moza en el balcón y que me dijo ¡ay cariño!  Llegando a Jarque de Moncayo ya vi que Goyo iba a “tirar” mucho más que yo, quedé con él en que si tocaba el timbre era que me quedaba atrás. ¡Sonó bastante!. 
Nos dijeron en el pueblo que ni siquiera íbamos a llegar hasta Aranda de Moncayo.  Lo cierto es que podríamos calificarlo entre las diez grandes dificultades que hay que sortear desde Gotor hasta Santiago.
 
Llegamos hasta Aranda, bueno, llegó Goyo y luego llegué yo; hicimos unas fotos junto al cartel, las colgamos en el Facebook y se las mandamos por whatsapp a Toño para que las enseñara.





En Ciria, ya en la provincia de Soria, paramos a comernos el bocadillo que llevábamos de casa porque a mitad de camino no hay ningún sitio donde poder almorzar.  Mientras estábamos almorzando apreté un poco el tornillo que sujeta el sillín con la mala suerte que se pasó de rosca y quedó inservible.  Este fue el único problema mecánico que tuvimos durante todo el camino, ni siquiera un pinchazo (recomendar a todo bicigrino que instale las cámaras antipinchazos de gel).  Tuvimos que circular unos veinte kilómetros de pie o sentados sobre las alforjas haciendo turnos hasta que, en Almenar de Soria, en un taller de tractores, un señor mayor muy amable me colocó un tornillo sin ni siquiera cobrarme nada, el sillín se bajaba poco a poco y cada diez kilómetros aproximadamente tenía que subirlo a mano.  No me atreví a apretarlo un poco más por temor a romperlo del todo y así continué.

 
 
Llegamos a Soria, si no recuerdo mal, sobre las 12:30 o 13 horas.  Ese era nuestro final de etapa previsto.  La alegría fue total, la primera etapa superada.  Paramos en un restaurante-bar que había a la entrada de Soria, después de pasar el puente sobre el Duero, y nos tomamos unas jarras de cerveza para celebrarlo, también empezamos a llamar a colegas y a familiares para trasladarles nuestra euforia de la primera etapa conseguida y tan pronto.











Después de reposar el éxito, empezamos a llamar por teléfono a posibles alojamientos en Soria, lo cierto es que, no sé si no supimos mirar bien en el teléfono o qué paso, pero la cuestión era que no encontrábamos nada en Soria capital, así que empezamos a llamar a pueblos que estaban camino hacia Burgos.  Terminamos por reservar en la “Casa rural la Fuentona”, de Cabrejas del Pinar, que está a 36 kilómetros de Soria.  Nos pusimos de comer hasta arriba ¡error! y partimos hacia el alojamiento.  La última cuesta que hay antes de llegar a Cabrejas nos pareció gigantesca, supongo que, los espaguetis boloñesa, los casi 120 kilómetros y que eran las 4 de la tarde también influyó.
Llegamos a la casa rural, muy maja, cómoda y acogedora, una habitación doble abuhardillada, el dueño muy majo, creo que se llama Óscar.  El problema fue que, como llegamos tan tarde, y tendimos la ropa en la habitación, no se llegó a secar.  Primera lección del camino, nada más llegar, lavar la ropa, y tenderla a ser posible al sol.   Óscar nos guardó las bicis dentro de su furgoneta.  Nos fuimos a tomar algo por el pueblo y volvimos para cenar.  Una cena exquisita, no recuerdo qué cenamos pero sí que estaba todo buenísimo.

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