domingo, 13 de julio de 2014

2ª etapa - Cabrejas del Pinar (Soria) – Burgos - 112 kilómetros


En el Hotel de Navaleno
Nos levantamos, como casi todos los días durante el viaje, sobre las 7 de la mañana.  Desayunamos lo que había en la recepción, pusimos las alforjas a las bicis y arrancamos a bajar la cuesta que tanto nos costó subir ayer, empezamos a bajarla deprisa cuando nos dimos cuenta de que estábamos en la provincia de Soria y que hacía un frío helador, me imagino que la temperatura más baja que tuvimos durante todo el camino fue esta mañana.  Paramos al terminar la cuesta y nos pusimos toda la ropa que llevábamos en las alforjas. 

Nos abrigamos bien y continuamos; la bajada de Navaleno muy bonita, paramos en el hotel abandonado dónde Goyo solía venir a trabajar cuando aquí se alojaba el Real Zaragoza; me dio bastante pena verlo tal y como esta ahora con los grandes días que hemos pasado allí durante las pretemporadas. Continuamos, pasando por San Leonardo de Yagüe nos adelantó un autobús de ARA, los de nuestra comarca.




Salas de los Infantes, secando la ropa

Paramos a almorzar en Salas de los Infantes, en un parquecillo donde tuvimos que tender toda la ropa que no se nos había secado la noche anterior.  Continuamos hacia Burgos, recuerdo que se nos hizo bastante largo, hasta que llegamos a la entrada a la autovía, decidimos evitarla y nos metimos sin saber por un camino que nos llevó a ningún sitio, así que, tuvimos que volver y después de perder un montón de tiempo, hubo que entrar a Burgos por la autovía con todo el tráfico, ya que era domingo por la tarde.  Recuerdo de tener mucha sed, menos mal que pudimos comprar agua en una gasolinera.  Probablemente que fuesen las 4 de la tarde cuando pudimos ver la catedral.


Primer sello en el Camino Francés
Como siempre, nos tomamos unas buenas jarras de cerveza y descansamos, aquí fue donde pusimos el primer sello en la credencial.  Nos costó bastante encontrar alojamiento, al final fuimos al “Hotel Los Braseros” en el barrio de Gamonal.  Nos guardaron las bicis en un salón de bodas y subimos para la habitación, lavamos la ropa y la tendimos en el balcón. Tomando algo en la terraza del del hotel recuerdo que llamamos a nuestro amigo el "Panadero" para decirle donde estábamos (el era uno de los que desconfiaba de nosotros) ahí empecé a ser consciente de que íbamos a conseguir el objetivo de llegar a Santiago, yo había estado muchas veces trabajando en Burgos y nunca me imagine que podía llegar hasta allí en bicicleta. Nos fuimos a cenar, cenamos morcilla de Burgos como no podía ser de otra forma, yo estuve viendo la final del mundial y Félix se fue a dormir.


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